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martes, 1 de noviembre de 2011

¿Cómo editar tu libro?

Podría lavarme las manos e indicar que, si el escritor (en adelante, el Buscador) posee impresora, un programa adecuado instalado en su computadora personal, y algo más de imaginación, no volaría mucha polvareda hasta que pudiera tener en manos un ejemplar de su propio libro. Un ejemplar o mil, según sus propios recursos.
¿No es la respuesta? No la es. Porque la pregunta, en realidad, pretende inquirir: ¿Cómo edito mi libro por medio de una editorial que se haga cargo de los costos de impresión, de la promoción, de la distribución y demás yerbas entintadas? 

Lo primero que el Buscador tiende a suponer es que se trata de un camino arduo, largo, indefinido, incierto. Una suerte de desierto en el que no existe referencia ni garantía alguna de que alguien nos esté esperando en algún lado. Bueno, pensar en eso es acercarse bastante a la realidad. Sin embargo, cabe aclarar que existen excepciones. Pocas, pero existen. Allá por el año 2006 mi agente en España, en uno de sus tantos correos, me había despavilado al respecto; me había escrito: "Santiago, nunca sabes, a veces les toma un mes y el libro ya lo encuentras en cualquier librería. A veces pasan años".
Yo tuve que esperar años para mi primera edición (que fue digital), y aún tendré que esperar otro par de meses para mi primera edición impresa. En mi caso, el más general, la espera fue de años. Si bien "espera" no es la palabra que yo utilizaría. Yo prefiero la frase "largos años de lucha".
El hecho de firmar un contrato con una editorial, a decir verdad, es un verdadero logro que depende de muchos factores:
  • qué es actual y qué no (lo que el lector compraría o no en este momento).
  • extensión del libro (por una cuestión de sentido común, las editoriales, a la hora de inclinarse por un novel, preferirán no arriesgar demasiado su papel moneda, y para ello nada mejor que un libro más bien corto).
  • credenciales del Buscador (ya lo sé, si es novel se supone que no tendrá credenciales, no obstante un científico que ha escrito una novela de ficción especulativa, o un detective privado que ha terminado un policial, o un ama de casa homicida que ha relatado la crónica de sus hechos, tendrán cierto crédito extra). Para el resto, no estaría demás destacar algún que otro concurso literario en el que haya habido algún reconocimiento, o incluso la mera participación; potenciales lectores a los que sea capaz de llegar mediante redes sociales, blogs, etc. Todo cuenta.
  • La política editorial actual de la casa editora a la que el Buscador acuda. Muchas editoriales cierran sus ediciones por períodos, y si caemos en el momento errado, habremos errado el momento.
Algunos consejos de este humilde servidor:  
  • paciencia. Sin paciencia abandonaremos la causa antes de que una sola editorial llegue a leer la primera página de nuestra opera prima. Si a partir del envío del original a los cuatro meses tenemos una respuesta, ya positiva, ya negativa, en verdad se nos ha prestado mucha atención. Así que, Buscadores amigos, ¡paciencia!    
  • Predisposición. Predisposición a los "no". Porque es muy probable que nuestros primeros diez o veinte intentos degeneren en una catarata de negativas, por las razones que fuere, incluyendo el hecho de que, con toda seguridad, todos quienes nos dijeron que "no" ni siquiera harbrán leído lo que hemos enviado. Esto podrá apreciarse en los correos electrónicos de respuesta; todos responden más o menos al mismo patrón, y podría resumirlo en esta línea: "Su obra no encaja en nuestra línea editorial" o "No se corresponde con nuestras colecciones". Tranquilos. Es el método que emplean las editoriales para lavarse las manos y desprenderse de la obsesión de algunos escritores obsesivos. Nosotros no lo somos, esa es una ventaja. Nosotros somos de piedra.
  • Importante: una obra terminada no es necesariamente una obra buena. Tampoco mil páginas son sinónimo de buen libro. Un buen libro requiere, al menos, de un año de trabajo. El borrador, la escritura, la revisión, la corrección, la reescritura, una nueva corrección (de ser posible, por parte de un profesional) y, como bocadillo, un informe literario que ayude al autor a mejorar aún más su trabajo o que aliente a las editoriales, más tarde, a leerlo con mejor predisposición. O a leerlo, punto, lo que ya es un gran paso para nosotros.
  • La carta o correo electrónico de "propuesta editorial" (incluiré ejemplos en entradas futuras). Además, es importante saber, en caso de correos electrónicos, qué material debe adjuntarse para que quien esté del otro lado no nos despache luego del primer vistazo.
Me guardo otros consejos para más adelante. Por ahora, y para ir terminando, comentarles que siempre es importante participar en concursos literarios y, tan importante como eso, en concursos literarios de baja reputación (no mala, dije baja). Los grandes concursos están reservados para grandes autores, y participar en ellos es una pérdida de tiempo, dinero y ánimo.
Les dejo un link con un listado de concursos para varios géneros:

Hasta la próxima.

S.R.B.C.

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