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TARIFAS Y PRESUPUESTOS PARA CORRECCIONES ORTOTIPOGRÁFICAS Y DE ESTILO: sanbc@live.com

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lunes, 28 de noviembre de 2011

La arquitectura de un capítulo

Recuerdo que, en mis inicios, nada había que me gritara con más fuerza "¡Tu trabajo es excelente!" que darme cuenta de que había escrito un capítulo bastante largo. En cuanto atisbaba un capítulo, a mi entender, demasiado corto, enseguida evaluaba que algo iba mal y, sin dudar, procedía a reescribirlo. ¡Qué despropósito! O eso podría haber pensado un ocasional lector.
Hoy en día los capítulos, cuanto más cortos, mejor. Una novela de doscientas cincuenta o trescientas páginas, pedirá capítulos de diez o doce páginas. ¿Por qué? Porque una novela, una historia, es un camino paralelo en el día, en la semana, en el mes del lector. Entonces, ¿algunas vez han escuchado la expresión "hermoso día, se me hizo interminable"?

Si bien como sí hay días en nuestras vidas que no tienen desperdicio, hay capítulos que tampoco lo tienen, convendría no apresurarnos a cerrarlo, de modo que el lector acuda al siguiente manteniendo la expectativa, el regocijo o el suspenso.

Un capítulo excelente pero demasiado largo, puede agotar el encanto. Podríamos decir: dos amantes que se encuentran en la mañana y no pueden contener el latido de sus corazones, si acaso no se despidieran a tiempo hasta el próximo día, ya en el ocaso habrán asimilado tal cercanía, y la emoción mermará.

Una novela debe ser el equivalente a la historia perfecta de dos amantes; no debe ser un noviazgo, ni un matrimonio. A lo sumo, eso se descubre al final. Si se trata de una obra maestra o de una obra entrañable, el lector se casará con ella y volverá a leerla una y otra vez, ya no buscando emociones sino otro tipo de placeres. Sin embargo, lo primero es lograr el amor a primera vista. Y para eso, encuentros fugaces que mantengan el corazón acelerado y en llamas la expectativa por lo que vendrá.

Un primer capítulo

En lo posible, deberá ser el más conciso y el más "exitoso" en ese increíble arte que es atrapar al lector. Es entornar la puerta para que se vislumbre lo que hay más allá e instarlo no a que la abra con timidez, sino a que entre a las corridas.

Capítulos intermedios

Preferentemente los exordios (revoluciones de la trama) deberían acomodarse en las primeras dos o tres páginas, y en las últimas dos o, mejor aún, en la última del capítulo. Las páginas intermedias deberían tener el sonido de la cuerda del arco que se va tensando para luego disparar. Un remanso engañoso a la vez que explicativo; el porqué de lo que sucedió, el cómo de lo que transcurre y el tal vez de lo que vendrá. De esa forma, si tenemos el talento, los capítulos serán "trampas" de emoción que no dejarán escapar al lector.

Capítulo final

Tal vez sea el capítulo en el cual el escritor pueda pensar menos en el lector que en sí mismo. Si el lector llegó a esta instancia, el trabajo de engullirlo en las fauces de la trama fue hecho. Ahora se trata de decidir. Legaremos: ¿asombro? ¿Sorpresa? ¿Melancolía? ¿Una enseñanza? ¿Terror? ¿Un felpudo frente a la puerta del innominado estadio que sucede al sueño confundiéndolo con vigilia?

Por otra parte, es menester tener en cuenta que, sea caminando o leyendo, los caminos, las señales, lo concreto siempre animará a seguir adelante. Es en el desierto que uno no sabe para dónde ir. Diseñar un capítulo es crear el tramo de un camino. Sin diseño, estaremos a la deriva en un desierto sin horizontes, y lo malo para los escritores, cuando crean estos desiertos (la mayoría de las veces, sin querer), es que el lector puede escapar de ellos con un solo movimiento de sus manos: pueden cerrar el libro.

S.R.B.C.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Indispensable a la hora de escribir

"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo". La frase es de Oscar Wilde. No interpreto tales cosas (tener algo que decir y decirlo) como reglas, sino, más bien, como requisitos a la vez que necesidades.

Será difícil que escribamos una historia a partir del llano hecho de proponérnoslo. Muy inusual resultaría vernos mascando la punta de una lapicera, en medio de un vacío existencial momentáneo y, de pronto, "creo que voy a escribir una novela".

Por lo general, a no ser oscuras excepciones, el escritor es abducido por una idea, una visión, una metáfora; en efecto: encuentra algo para decir. Ese "algo" puede ser grande o pequeño, magnífico o simple, por supuesto, siempre hablando dentro del dominio de la relatividad. La cuestión es que, cuanto más conciso, más denso, más sólido sea lo que haya para decir, tanto más grato y fácil resultará el empeño de la escritura.

Un día viajaba en auto. Iba por la ruta entre campos que se extendían hasta el horizonte. Apenas unos minutos antes se había disipado una tormenta y enseguida había aparecido el arco iris. Fue un parto natural, veloz, y tuve un hijo hermoso. La idea fue tan clara que, en cuanto hube llegado a mi casa, empecé a escribir.

Recordando las leyendas a propósito de los tesoros al pie de los arco iris, y ya con la edad suficiente para no creer en ellas, supe que existía la posibilidad de encontrar un tesoro si acaso uno fuera en busca del colorido fenómeno atmosférico. Ya que todo viaje conlleva experiencias, aprendizajes, aventuras, ¡historias!

Al punto escribí sobre un niño que se decidía a ir a buscar el tesoro al pie del arco iris y que, el tesoro en sí, resultaría el viaje, y no el hallazgo de riqueza material alguna.  

Bueno o no tanto, el libro lo escribí con suma facilidad y placer. La idea era clara, por lo cual la creatividad haría el resto sin esfuerzo. Hablando metafóricamente, casi no tuve necesidad de levantar el puño del cuaderno una vez hube sumergido la pluma en él.

Ejemplos de ideas puntuales, concisas, que funcionen muy bien de base, pueden ser:
  • Un viaje (búsqueda, persecusión)
  • Un viaje (escape)
  • Venganza
  • Amor imposible
  • Cambio abrupto de realidad (caída a la desgracia, ascenso a la fortuna)
De estas ideas eje se pueden ramificar cientos. El tema es el momento en que se localiza la idea mediante una visualización, y el encontrar ese algo para decir. En el mismo orden, enumeraré visualizadores que en este momento me caen a la mente:
  • Me entraron deseos de conocer la cordillera de los Andes, realizo el viaje (o no) y luego lo metaforizo según lo vivido o imaginado
  • Tuve una discusión con mi esposa, mi novia, mi familia, y decidí irme de mi casa por algunos días. Bien, ficcionalizaré lo que me ocurrió o lo que podría haberme ocurrido
  • Mi mascota ha deglutido mis últimos escritos. No podría vengarme de mi mascota, pero podría enfrentar al ser humano contra la Naturaleza
  • Hubo una mujer a la que nunca pude dejar de amar, incluso después de haber compartido parte de mi vida con ella y de haberme dado cuenta de que no éramos el uno para el otro. ¿Qué es el amor? Un anciano que se haga esta pregunta al comienzo de una novela, dará pie a cientos de páginas interesantes, podría apostarlo
  • Gané millones en la lotería; entonces descubro lo insignificante que resulta el bienestar material, y no sé qué hacer con mi vida más que preguntarme por el sentido de ella

Esta nota no va en detrimento del "escribir por escribir". Escribir siempre es aconsejable, a pesar de que nuestra lapicera o nuestro teclado no nos esté llevando a ninguna parte. De todas formas, si lo que uno desea es comenzar a escribir sin miedo a tropezar con innumerables frustraciones, Oscar Wilde lo dijo: "No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo".
S.R.B.C.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Cómo crear un personaje

Aunque es un tema al que me hube aproximado en una entrada anterior, decidí volver sobre él. El personaje es tan importante como la historia, al punto que, no habiendo personajes, tampoco puede haber historia. Habrá quien alegue que sería posible ficcionalizar, por ejemplo, la historia de la evolución, el transcurso de un día, de una estación, las aventuras de un objeto inanimado, etcétera. No obstante, siempre terminaremos personificando. De lo contrario, estaríamos hablando de una descripción, no de una historia.

"Una buena novela nos cuenta la verdad sobre su héroe; una mala novela nos dice la verdad sobre su autor". Es una frase de Keith Chesterton que viene al caso. ¿Y qué significa? Significa que nuestros personajes tienen vida propia; significa que no son una extensión de nosotros mismos como autores. Entonces, si partimos de esta premisa, tendremos que sentirnos libres para crear esa suma de partes que hacen al todo de un ente: su psicología, su moral, su apariencia, su pasado tal vez, su ubicación en el mundo en que se lo ubique... Y, por qué no, su potencial ambigüedad.

Según he experimentado, hay dos formas de crear un personaje. Una de ellas es preconcebirlo antes de comenzar a escribir la historia misma. La otra, es ir armándolo a medida que transcurre la trama: lo vamos descubriendo según sus acciones.

El personaje preconcebido

En este caso, lo mejor es empezar por el principio. Ponerle un pasado y tratar de llegar al mínimo detalle. Cómo nació, cómo transcurrió su infancia, qué hechos lo marcaron para bien o para mal, cómo se conformaba su familia, su entorno socioeconómico, su estatus; en síntesis: cómo llegó a ser quien es, en el espacio temporal en que se desarrolle la historia. Así, las acciones del personaje responderán a las características prestablecidas del mismo, y la historia más se adaptaría a él, que él a la historia. De hecho, aunque demos forma a un personaje ambiguo por definición, la historia girará en torno a él de modo que su ambigüedad se manifieste.

El personaje por sus acciones

Aquí tendremos una pequeña base del personaje. Sin embargo, la historia, la trama es tan fuerte en sí misma, que el personaje girará en torno a ella, y actuará de manera imprevista, y será a través de sus acciones que su perfil se irá delineando.

Mi caso emblemático: Frodo y Sam

Quien haya leído El Señor de los Anillos sabrá mejor a qué me refiero. De todas formas, no es requisito exclusivo para comprender este apartado.

En esta obra maestra de J.R.R.Tolkien tendremos los dos ejemplos a primera vista. Un modelo de personaje por sus acciones, y un modelo de personaje preconcebido.

Samwise Gamyi es, a mi entender, modelo de personaje preconcebido. Sus características son muy marcadas y uno sabe en todo momento qué esperar de él: fortaleza espiritual y lealtad son sus principales características, y el lector nunca dudará que pueda llegar a fallar en una de ellas. Él "forja" su parte en la historia.

Frodo Bolsón, en cambio, es modelo de personaje por sus acciones. La historia lo "forja" a él, cae sobre él cuando hereda el Anillo que debe ser destruido para lograr el final feliz, en palabras simples. No sabemos quién es Frodo porque se ve obligado por la historia a llevar adelante la trama. Puede fallar, y falla. Su espíritu flaquea, su decisión siempre gana, pero, otra vez, obligado por las circunstancias, por la trama.

Si acaso un escritor cualquiera tomara estos personajes de Tolkien y decidiera escribir una historia independiente con ellos, Frodo podría ser "retocado" una y mil veces según la historia. Por el contrario, cualquier retoque que se le hiciera a Samwise, acabaría por quitar verosimilitud a la misma. Nadie imagina a un Sam traidor o ambiguo.


El personaje llevando en hombros a la trama.


S.R.B.C.

martes, 15 de noviembre de 2011

Escribir una contratapa adecuada

No sólo hemos puesto ese moñito tan vistoso denominado "fin". Además, hemos pasado por las etapas de revisión, corrección y reescritura: por más que siempre haya algo para retocar (en verdad, siempre), ya podemos decir que nuestra novela está terminada y lista para ser enviada a editoriales, agencias o para ser autoeditada.

¿Todo listo? ¡Aún no! Pues la contratapa (a modo de síntesis) de nuestra historia resultará fundamental en varios niveles del proceso, empezando por, quizás, el más importante. Si la contratapa provisoria no resulta atractiva, no leerán ni la primera página del libro en cuestión, al menos en editoriales, salvo excepciones.

Para empezar, creo que no debemos ahogarnos en el si no puedes resumir tu historia en dos líneas, tu historia no es clara. Me parece un paradigma absolutista y para nada cierto, dada la variedad de historias que las millones de mentes del mundo pueden llegar a concebir. Una historia puede requerir diez líneas de sinopsis, ya que es posible que tenga diez claros hilos argumentales. ¿Cierto?

Pero bien. Tomemos como modelo una novela sencilla con un único hilo argumental. De acuerdo, vendrá de maravillas que el primer párrafo de la sinopsis tenga un máximo de tres o cuatro renglones. Adelantaremos el tema principal para generar expectativa.


El siguiente párrafo, preferentemente de un largo de cinco a diez renglones, puede construirse con una pequeña cuota de lo que sea el exordio, y otra ligera sugerencia a propósito del desarrollo. Nunca, por supuesto, revelaremos nada que eche por tierra el factor sorpresa de nuestro trabajo.

A modo de cierre algunos prefieren especificar en qué línea literaria se ubica la novela, comparándola con otras del género, o haciendo alusión a autores de referencia. Otros deciden explicar por qué consideran que su novela es única, original, y que tales características son parte de su fuerte.

Algunos más, en cambio, escogen una descripción del modo en que transcurre la acción de la historia.





Por ejemplo:

Contratapa de: El Código Da Vinci

Antes de morir asesinado, Jacques Sauniére, el último Gran Maestre de una sociedad secreta que se remonta a la fundación de los Templarios, transmite a su nieta Sophie una misteriosa clave. Sauniére y sus predecesores, entre los que se encontraban hombres como Isaac Newton o Leonardo Da Vinci, han conservado durante siglos un conocimiento que puede cambiar completamente la historia de la humanidad.
Ahora Sophie, con la ayuda del experto en simbología Robert Langdon, comienza la búsqueda de ese secreto, en una trepidante carrera que les lleva de una clave a otra, descifrando mensajes ocultos en los más famosos cuadros del genial pintor y en las paredes de antiguas catedrales. Un rompecabezas que deberán resolver pronto, ya que no están solos en el juego: una poderosa e influyente organización católica está dispuesta a emplear todos los medios para evitar que el secreto salga a la luz.
Un apasionante juego de claves escondidas, sorprendentes revelaciones, acertijos ingeniosos, verdades, mentiras, realidades históricas, mitos, símbolos, ritos, misterios y suposiciones en una trama llena de giros inesperados, narrada con un ritmo imparable que conduce al lector hasta el secreto más celosamente guardado del inicio de nuestra era.

Sinopsis y contratapa en este caso son sinónimos. Se trata de un texto corto, en realidad, que resuma lo mejor posible nuestra historia y cree hambre de lectura en quien lo tenga frente a sus ojos.

S.R.B.C.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Montar audio sobre lo visual

A la hora de preparar una propuesta editorial, no resulta para nada descartable la posibilidad de armar una presentación (Microsoft Power point, Picasa, etc.) de modo que el impacto visual y auditivo atraiga la atención de quien recibirá la propuesta, a la vez que susodicho responsable tendrá una sinopsis o un compendio de los elementos más importantes de nuestro trabajo.

Las presentaciones, que pueden llevar un fondo musical y/o sonoro adecuado, pueden incluir extractos del libro insertados con todos los efectos que tengamos a disposición.

Algunas ideas, caso por caso

  • Novela: las primeras diapositivas pueden reservarse para el título del libro, frases puntuales que sinteticen al máximo la trama y presentación de los personajes principales bien mediante nombre y descripción, bien mediante imágenes, o mejor una mixtura de ambas posibilidades. Más adelante, iría bien incluir extractos de la trama que resulten sugerentes, pero no, desde luego, reveladores. Los extractos pueden acompañarse de imágenes referenciales. Por ejemplo, en un policial, en un extracto que corresponda a un crimen, será bienvenida la inclusión de la imagen de un cuchillo, un revólver, una sala en sombras, la sombra de un detective, etc. Asimismo, no sobrará añadir a la abrupta aparición de una línea descriptiva "cerró los ojos y disparó", un sonido de arma de fuego, o un grito, los cuales pueden conseguirse en internet, o bien grabarlos uno mismo.
  • Cuento: cada diapositiva puede presentar el título, el resumen y un fragmento significativo del cuento correspondiente. El tema de la música resulta más complicado si se trata de un libro de cuentos que no siga una única temática. Aquí, más que en ningún otro género, es en verdad difícil hacer alguna recomendación.
  • Poesía: versos o estrofas sueltas con una fuente que destaque por su estética (por gusto personal, recomendaría Edwardian Script ITC); los movimientos de entrada y salida de los fragmentos deben resultar armónicos, en lo posible acompañados por música clásica o la que resulte idónea al autor según el tema. También en este caso, incluir imágenes alegóricas o decorativas puede resultar ciertamente efectivo.
Este es un instructivo que puede resultar de ayuda a quienes no se hayan iniciado en Power Point. Apenas una guía:


Los dejo con un pensamiento: son más vistas las películas malas con buena publicidad que las películas de calidad que carecen de ella. No solamente queremos tener un buen trabajo (se sobrentiende que queremos destacar por nuestra calidad como escritores); también deseamos que el fruto de nuestro talento llegue a todo el público posible.

S.R.B.C.

sábado, 12 de noviembre de 2011

El comienzo de una novela: clave

Y algunas claves para comenzar una novela de manera atrapante

En la experiencia pueden caber muchos más aprendizajes que en los años. No podría decir que aprendí gracias al paso del tiempo; al día de la fecha tengo treinta años y, si bien varias canas, a nadie se le antojaría reverenciarme como a un anciano sabio.

Sin embargo, sí tengo un calendario de experiencias, y en ese calendario, muchos años se pueden contar. Experiencia en el terreno que nos incumbe: la literatura y cómo hacerla llegar al lector. Paso obligado: las editoriales.

Tenemos que saber, entonces, lo importante que resulta comenzar una novela con tal consistencia que el lector (editorial, sobre todo) se vea indefectiblemente atrapado. ¿Y por qué?

En una editorial, los colaboradores externos, lectores en este caso, son quienes filtran los manuscritos (aquí es donde el 95% de las obras se descarta). Suelen decidir si una obra salta la barrera o no apenas dando un vistazo a la primera página. Si dicha página no funciona, el manuscrito se descarta.

He aquí el motivo por el cual el punto clave de la novela es la primera página, desde luego, mayormente, no absolutamente clave. Una primera página excelente delante de una obra desastroza, claro, no será capaz de superar las postas que esperan tras el primer filtro.

Algunos consejos personales, desde mi experiencia:
  • Comienzo dialogado. Puede ser un diálogo o una frase suelta de un principal o de un secundario. Debe impactar, condenar al lector a que quiera saber por qué se dijo lo que se dijo. Ejemplo: "─Nunca fui popular -murmuró entre lágrimas-. La maté por ser deforme". Así, el lector querrá saber a quién mató, por qué el personaje no es popular y cuál es la deformidad que tiene.
  • Comienzo en acción. Para ejemplificar, utilizaré una novela de suspenso hipotética. Generar tensión es el objetivo, y si logramos hacerlo en la primera página, luego podemos asegurarnos un remanso explicativo pero ya con la expectativa del lector asegurada. Ejemplo: "Debía contener el sollozo que hubiera significado respirar una vez más; subió las escaleras apretando los dientes, mientras abajo, sobre el silencio de la sala en sombras, llegaba a oírse el ir y venir de los tacos de los zapatos de quien le había jurado una dolorosa muerte".
  • Comienzo en epifanía. Quizás bastante útil para la novela romántica o la dramática. Descripción de lo que el personaje principal estará dispuesto a hacer para lograr su cometido. El lector querrá saber si el protagonista realmente será capaz de aquello que al lector se le anticipa. Ejemplo: "Había sido el amor de su niñez. Haberla reencontrado esa tarde, sola en la playa, veinte años después y a costa de una casualidad, había cambiado el significado de su vida. Pero ¿por qué? ¿No era suficiente? Estaba casado, tenía hijos, un futuro asegurado. Sin embargo, desde aquella tarde, sólo había logrado pensar en cómo renunciar a su realidad y a sus responsabilidades, si acaso deseaba encontrar la felicidad que el Destino le había puesto en el camino".
En cuanto al estilo, en palabras de C. S. Lewis: "Cualquier necio puede escribir en lenguaje erudito. La verdadera prueba es el lenguaje corriente".

Lo importante: llamar la atención del lector generándole intriga, interés, curiosidad, morbo, etc. En resumen: "condenarlo" a que siga leyendo, a que dé vuelta la página. Tal vez tengamos un muy buen libro entre manos en este momento, pero tal vez no tengamos un buen comienzo. Crear un buen comienzo no es demasiado difícil, y puede ser un gran salto adelante para nuestras oportunidades de edición.

S.R.B.C.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Recursos literarios

En el lenguaje literario las palabras son un fin en sí mismas, el autor selecciona el lenguaje para enriquecer la capacidad léxica de una lengua.

Se entiende por "figura" en su acepción más amplia, cualquier tipo de recurso o manipulación del lenguaje con fines retóricos.
.
Entonces, las figuras literarias (llamadas también figuras de retórica o recursos literarios) son recursos del lenguaje literario utilizados por el poeta para dar más belleza y una mejor expresión a sus palabras.

De modo general, podemos decir que la retórica tradicional llama figuras literarias a «cierta forma de hablar con la cual la oración se hace más agradable y persuasiva, sin respeto alguno por las reglas de la gramática». La figura es un adorno del estilo, un resultado de una voluntad de forma por parte del escritor.

Principales figuras literarias o retóricas

Alegoría
Se denomina alegoría a la correspondencia prolongada de símbolos o metáforas. Consiste en traducir un plano real, A, a un plano imaginario, B, a través de una serie ininterrumpida de metáfora.
Ejemplo:
Nuestras vidas son los ríos
Que van a dar en la mar...
Allí van los señoríos
Allí los ríos caudales
Allí los otros medianos...

Símil o comparación
Figura retórica que consiste en relacionar dos términos entre para expresar de una manera explícita la semejanza o analogía que presentan las realidades designadas por ellos. Esa relación se establece, generalmente, por medio de partículas o nexos comparativos: “como”, “así”, “ así como”, “tal”, “igual que”, “tan”, “semejante a”, “lo mismo que”, etc.
Ejemplos:
“Murmullo que en el alma
se eleva y va creciendo,
como volcán que sordo
anuncia que va a arder”
“Y todo en la memoria se rompía,
”tal una pompa de jabón al viento.
“... la calle abierta como un ancho sueño...
Eres como el viento tibio de los arenales.
...simple como una lámpara...”

Personificación o prosopopeya
Consiste en atribuir características humanas a animales o seres inanimados, como ocurre en las fábulas, cuentos maravillosos y alegorías. En los autos sacramentales aparecen ejemplos de personificación alegórica: la culpa, la sabiduría, la gracia, etc. También se aplica el término al hecho de representar una cualidad, virtud o vicio a partir de determinados rasgos de una personalidad que se convierte en prototipo: así Don Juan es la personificación del seductor.
Tipos de prosopopeyas son la animación: atribuir a seres inanimados cualidades de los animados; la animalización; atribuir a seres humanos características de los seres irracionales; y la cosificación: atribuir a los seres vivos cualidades del mundo inanimado.
Ejemplos:
Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman;
Sólo se oirá la risa blanca de las estrellas
Persiguiendo a las sombras por todos los caminos.
... el viento de la noche gira en el cielo y canta...
... y el agua se desliza presurosa y alegre por las piedras...
...el viento me habla de ti...

Hipérbole
Figura retórica consistente en ofrecer una visión desproporcionada de una realidad, amplificándola o disminuyéndola. Es exageración. El poeta desea dar a sus palabras una mayor intensidad o emoción.
La hipérbole se concreta en el uso de términos enfáticos y expresiones exageradas. Este procedimiento es utilizado con frecuencia en el lenguaje coloquial y en la propaganda. En esta última se produce una comunicación encomiástica desmesurada con el fin de provocar en el oyente la adhesión a su mensaje en el que todo se revela como “excepcional”, “extraordinario”, “colosal”, “fantástico”, etc.
Ejemplos:
“Tengo un sueño que me muero”
“Érase un hombre a una nariz pegado:
érase una nariz superlativa;
érase una nariz sayón y escriba;
érase un pez de espada muy barbado.”
"Tanto dolor se agrupa en mi costado /que, por doler me duele hasta el aliento.”
Si no regresas pronto a mi lado, moriré desangrado.

Hipérbaton
Es alterar el orden gramatical en una oración. Es un procedimiento expresivo que afecta el nivel sintáctico, y que consiste en invertir el orden gramatical de las palabras en la oración y la ilación lógica de las ideas para darle más belleza a la expresión (en vez de escribir sujeto-predicado el poeta prefiere usar predicado-sujeto). (“Formidable de la tierra bostezo” por “formidable bostezo de la tierra” verbo al final, como en latín: “sus quejas imitando”, etc.), tanto en prosa, como, sobre todo, en verso. Con el hipérbaton se cambia también el orden lógico en la comunicación de las ideas.
Ejemplos:
Yo quisiera escribirlo, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma.
por «domando el rebelde, mezquino idioma del hombre»
Cerca del Tajo, en soledad amena,
De verdes sauces hay una espesura.
por «hay una espesura de verdes sauces»
“Herido está mi corazón / de tanto sufrir por ti.”
“En la ladera de un cerro por mi mano tengo plantado un huerto”

Metáfora
Es una identificación de un objeto con otro en virtud de una relación de semejanza que hay entre ellos, es decir, una comparación.
Desde la retórica grecolatina (Aristóteles, Quintiliano) se viene considerando la metáfora como una comparación implícita, fundada sobre el principio de la analogía entre dos realidades, diferentes en algunos aspectos y semejantes en otros.
En toda comparación hay un término real, que sirve de punto de partida, y un término evocado al que se designa generalmente como imagen.
La retórica contemporánea, a la hora de explicar los mecanismos lingüísticos que están en la base de la construcción metafórica, centra su interés, más que en el aspecto comparativo, en el hecho previo de la semejanza. En este sentido, la metáfora no es en sus orígenes una figura literaria, sino un fenómeno estrictamente lingüístico que afecta a la vía de conocimiento y designación de las cosas por relaciones de semejanza.
Ejemplos:
El cristal del agua
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar a la mar
que es el morir. . .
... la calle abierta como un ancho sueño…
... los algodones blancos del cielo / tapizan el azul.

Antítesis o contraste
Contrapone dos ideas o pensamientos; es una asociación de conceptos por contraste (amor-odio, blanco-negro, etc.). El contraste puede ser por oposición de palabras (antónimos), frases de significado contrario, etc.
Ejemplos:
A florecer las flores madrugaron.
Y para envejecerse florecieron;
Cuna y sepulcro en un botón hallaron.
El día y la noche me traen tu fresco perfume de regreso a casa.
El odio y el amor reinan miserablemente nuestras vidas.

Reiteración o anáfora
Es una repetición de palabras al principio de un verso o al principio de frases semejantes para recalcar alguna idea.
Ejemplos:
¿Soledad, y está el pájaro en el árbol,
soledad, y está el agua en las orillas,
soledad, y está el viento en la nube,
soledad, y está el mundo con nosotros,
soledad, y estás tú conmigo solos?
Blanca, blanca, blanca como la nieve...
...vuela pájaro azul, vuela, vuela..

Ironía
Expresión de lo contrario a lo que se piensa de tal forma que por el contexto, el receptor puede reconocer la verdadera intención del emisor.
Ejemplos:
¿Y quién duda de que tenemos libertad de imprenta?
¿Que quieres imprimir una esquela de muerto;
más todavía, una tarjeta con todo tu nombre y
tu apellido bien especificado? Nadie te lo estorba.

Aliteración
Es una repetición de dos o más sonidos iguales o parecidos en varias palabras consecutivas de un mismo verso, estrofa o frase.
Una torrentera rojiza rasga la roca...

Asíndeton
Figura que afecta a la construcción sintáctica del enunciado y que consiste en la omisión de nexos o conjunciones entre palabras, proposiciones u oraciones, para dar a la frase mayor dinamismo. Esta ausencia de nexos confiere al texto una mayor fluidez verbal, al tiempo que transmite una sensación de movimiento y dinamismo o de apasionamiento, y contribuye a intensificar la fuerza expresiva y el tono del mensaje.
Ejemplos:
Rendí, rompí, derribé,
Rajé, deshice, prendí...
Acude, corre, vuela,
traspasa la alta sierra, ocupa el llano,
no perdones la espuela

Encabalgamiento
Es el desajuste producido en una estrofa al no coincidir la pausa morfosintáctica con la pausa métrica de un verso. Esto ocurre cuando el sentido de una frase no queda completo en el marco de dicho verso (al que se denomina encabalgante) y continúa en el verso siguiente (encabalgado), de forma que la pausa versal del primero rompe unidades sintácticas estrechamente vinculadas.


Sinestesia
Procedimiento que consiste en una transposición de sensaciones, es decir, es la descripción de una experiencia sensorial en términos de otra.
Ejemplos:
“Que el alma que hablar puede con los ojos
también puede besar con la mirada.”
“Sobre la tierra amarga
caminos tiene el sueño. . .”
“¡Qué tristeza de olor de jazmín!”

Elipsis o elipse
Supresión de un elemento de la frase, sobreentendido por el contexto (sin perjuicio de la claridad), dotándola de brevedad, energía, rapidez y poder sugestivo. Aporta rapidez e intensidad.
Ejemplos:
A enemigo que huye, puente de plata
Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso. . . ¡yo no sé
qué te diera por un beso!

Epíteto
Es el adjetivo, que colocado delante del sustantivo expresa una cualidad innecesaria o inherente de alguna persona o cosa con fines estéticos
Ejemplos:
“el terrible Caín”,
“la blanca nieve”
Verde prado, blanca nieve, rosadas mejillas,...

Onomatopeya
Consiste en imitar sonidos reales por medio del ritmo de las palabras. Variedad de la aliteración que imita sonidos de la naturaleza.
Ejemplo:
El kikirikí del gallo me despertó

Paradoja
Unión de dos ideas contrapuestas. Es una antítesis superada porque une ideas contradictorias por naturaleza, en un mismo pensamiento. Tras la aparente contraposición, hay un sentido profundo.
Ejemplos:
Vivo sin vivir en mí
Y tan alta vida espero
Que muero porque no muero
La noche sosegada,
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.
¡Oh, soledad, que a fuerza de andar sola
se siente de sí misma compañera!

Perífrasis (circunlocución o circunloquio)
Dice con un rodeo de palabras lo que podría decirse con menos o hasta con una sola.
Ejemplos:
Allí los ríos caudales,
allí los otros, medianos
y más chicos;
allegados, son iguales
«los que viven por sus manos (por los artesanos) y los ricos.»
«Doméstico es del Sol nuncio canoro» (por el gallo)

Alusión
Es la perífrasis que hace referencia a persona o cosa conocida sin nombrarla.
Ejemplos:
Aquél sólo me encomiendo,
aquél sólo invoco yo
de verdad,
que en este mundo viviendo,
el mundo no conoció
su deidad
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar. . .

Eufemismo
Es la perífrasis que se emplea para evitar una expresión penosa u horrenda, grosera o malsonante. Forma de expresión amable para ocultar o disimular algo desagradable o tabú.
Ejemplos:
Le señaló la puerta (por echarlo de casa)
Pasó a mejor vida (por morir)

Sarcasmo
Es la ironía misma cuando pasa al tono amargo o mordaz, cruel, insultante.
Ejemplos:
Gocemos, sí; la cristalina esfera
gira bañada en luz: ¡bella es la vida!
¿Quién a parar alcanza la carrera
del mundo hermoso que al placer convida?
Brilla radiante el sol, la primavera,
los campos pinta en la estación florida:
Truéquese en risa mi dolor profundo. . .
Que haya un cadáver más ¿qué importa al mundo?

Metonimia
Es la sustitución de un término por otro, fundándose en relaciones de causalidad, procedencia o sucesión existentes entre los significados de ambos términos.
Es cuando se da a un objeto el nombre de otro por una relación de causa u origen. Según los diferentes modos de contigüidad, se producen diversos tipos de metonimia.
Esta aparece:
a) Cuando se designa una causa por medio de su efecto:
- “Ana fue la alegría de la fiesta” (fue la causa de la alegría de la fiesta).
b) Cuando se alude al efecto por medio de la causa:
- “Le hizo daño el sol” (le hizo daño el calor producido por el calor del sol).
c) Cuando se denomina un objeto por medio del lugar donde produce o de donde procede:
- “Un Rioja, un Jerez, un Ribeiro” (una botella de vino de Rioja).
d) Cuando se designa a un pintor, escritor, soldado, torero, etc., por medio del instrumento que maneja:
- “Es un gran pincel”; “tiene una pluma incisiva” (escritor agudo); “es el corneta del regimiento”; “es un buen espada” (torero).
e) cuando se menciona una obra por el autor de la misma:
- “En el Museo del Prado hay varios Rubens” (varios cuadros de Rubens).
f) Cuando se designa una característica moral por medio de una realidad física:
- “No tiene corazón” (es una persona sin sentimientos).
g) Cuando se emplea el signo para designar la cosa significada:
- “La media luna dominó España” (los árabes).
La metonimia, como la metáfora, la alegoría y el símbolo, son tropos literarios que tienen en común el basarse en la sustitución de términos que implican una traslación o desplazamiento del significado. Lo que diferencia esencialmente a la metonimia de la metáfora es que, en la metonimia esa traslación se produce dentro del mismo campo semántico (causa-efecto, obra-autor, etc.), mientras que en la metáfora se produce entre términos cuyos conceptos pertenecen a campos distintos: río-vida; mar-muerte; dientes-perlas, etc.

Juego de palabras
Diversificación de significados en algunas palabras a lo largo de la frase o verso. Utilizar un mismo significante con dos significados distintos.
Ejemplo:
Mora que en su pecho mora

Paralelismo
La anáfora se denomina paralelismo cuando la repetición es casi total, con una leve variación final.
ctica completa añadiendo un elemento complementario. Puede entenderse también, desde el punto de vista semántico, como adición de ideas complementarias a un pensamiento que parecía cerrado: “Con dolorido cuidado, degrado, pena y dolor, parto yo, triste amador, d’amores, que d’amor” (Jorge Manrique).

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Cuento y relato

Bien que no es un tema de mayor relevancia: a un escrito poco le interesará su catalogación si acaso logró juntar una buena colección de aplausos. Sin embargo, nunca faltará el día en que, llegada la hora de participar en un concurso o puestas manos a la obra para hacer una descripción de nuestro trabajo, de pronto nos preguntemos ¿Esto es un cuento o un relato?
Fernando Valls, de la Universidad de Barcelona, dijo: “No existe, hoy por hoy, ninguna diferencia entre cuento y relato, a la hora de designar el cuento literario, al menos en el castellano que se habla en España. Quizá no resulte inútil del todo saber que el término cuento ya se usaba en el siglo XIX para designar la narrativa breve, conviviendo con otros como relación, que Fernán Caballero opone a cuento popular, y leyenda (Bécquer); mientras que el concepto de relato, tal y como lo entendemos hoy, aparece en los últimos años sesenta. Tal vez porque entonces se pensó que cuento era un término con demasiados significados (los cuentos destinados a los niños o los relatos de patrañas, sentido en que lo utiliza Clarín cuando titula su libro, El señor y lo demás son cuentos). Por esta razón, por sus componentes peyorativos, tanto de cuento como de cuentista, el narrador Fernando Quiñones pedía en 1988 que se sustituyera por relato”.
Poco importa a nuestros fines, ¿verdad?
Bien, algunas pautas sobre las consistencias del relato y del cuento, con el propósito de hacer un contraste:
Relato
Una historia sin tensión.
La prioridad es la descripción.
Detalles generales de tiempo, espacio, personajes.
Ausencia de principio, desarrollo, fin.

Cuento
Persigue contar una historia donde los elementos se resuelven.
La prioridad es la narración.
Enumeración de acciones.
Principio, desarrollo y fin claramente marcados.

Algunas teorías del Cuento de grandes de la literatura:

Edgar Allan Poe
Debe leerse de una sola sentada, no importa si toma 2 minutos o 2 horas.
Debe escribirse solamente si se conoce el final.

Hemingway
Un iceberg que no muestra todo para que el lector pueda trabajar.
Pistola: Si en el cuento aparece un elemento (Ej: una pistola) hay que involucrar al mismo en el final de la historia. Hay que darle un significado al elemento mencionado.

Julio Cortázar
El cuento debe ganar por K.O. (a diferencia de la novela que debe ganar por puntos).
Final epifánico, revelador.
Todo debe resolverse al final.

Quizás no se trate de un gran descubrimiento, pero tampoco es una obviedad. Apenas una guía para saber llamar al pan, pan, y al vino, vino.

 
S.R.B.C.

martes, 8 de noviembre de 2011

La chispa original de una creación



Escribimos para saber que no estamos solos

El título fue un accidente. En realidad quise titular: "Leemos para saber que no estamos solos", una de las frases que más repercute en mi cabeza desde el momento en que la leí. Pero acaso cometí un furcio. Acaso sucedió porque me sentía solo y deseaba dejar de estarlo. Sentí que si empezaba a escribir empezaría a estar acompañado por la gente que me leería; al menos, me alejaría un poco de la persona que más solo me hacía sentir: yo mismo.
Porque el mundo es un lugar solitario. Miles de millones de personas, y lo irónico es que cuantas más personas me rodeen, más deseos encuentro de abandonar el mundo social para encontrar el mío propio, tomar la pluma y empezar a escribir. Las personas, como entidades, incluyéndome, son tan complicadas que, en verdad, opto por la compañía del lector fantasma.

Escribo para saber que no estoy solo. Es curioso cómo un furcio resulta el agente de un descubrimiento tal. A veces no corregirse es la mejor forma de conocerse. Y es que empecé esta escritura algo abrumado. Al menos ahora respiro algo de paz.
La escritura como herramienta para encontrar cercanía en un mundo contaminado por las distancias.
S.R.B.C.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Escritores noveles: Mónica Ivulich

Entrevista con Mónica Ivulich, escritora y poeta.
SRBC.: antes que nada, Mónica, te agradezco por compartir este espacio con nosotros además de compartir, por supuesto, las entrañas de tu obra y oficio.
M.: Gracias a ti por ofrecerme esta oportunidad de explayarme sobre una de las cosas que más me gusta hacer: escribir.
SRBC.: Es un gusto. Y para empezar, deberé admitir que nunca puedo evitar la cuestión del origen. El escritor nace, y descubre el oficio antes o después; hay un punto de inflexión, ¿podrías contarnos cuál fue el tuyo? ¿Cuándo descubriste que eras escritora, por qué y cómo?
M.: Cuando era niña empecé a escribir poemas pueriles pero que deleitaban a mi mamá. En mi pubertad me di cuenta que podía decir lo que quería, sin trabas ni censuras, en el papel. Cuando leí a Cortázar (No se culpe a nadie, un cuento sorprendente) a mis 16 años, entendí que la escritura tiene el poder de llevar a otros imágenes, sentimientos, experiencias que, de lo contario, se perderían en el olvido, la escritura capta y perpetúa el momento único. Creo que descubrí que era escritora cuando publiqué mis primeras notas en revistas y lo confirmé con mi primer libro. No creo que ser una escritora de las grandes, sino una de las que lo hace por placer.
SRBC: Es una de las funciones de la escritura: guarda el momento histórico mediante la terminología, la temática y las referencias temporales. Además, escribir por placer es uno de los caminos más indicados para llegar a la grandeza. ¿Cuáles han sido las influencias literarias que, intuyes, más pueden quedar a la vista del lector en tu trabajo?
M.: No soy una erudita de la literatura ni de nada, me gusta escribir desde que me acuerdo y es un acto natural, creo que lo que quiero que llegue al lector es mi honestidad como ser humano y mi humildad ante el Universo. A veces lo logro. Aunque he leído de todo nunca me quedé anclada en un autor, creo que saqué de todos un toque que me ayuda a dar la inflexión que necesito según lo que escribo.
SRBC.: Muchos escritores tienen rituales a la hora de plasmar la “creación”. Un “antes” (“el aura”), un “durante”, quizás, e incluso un “después”. Cuéntame un poco de tus rituales de escritura.
M.: Si estoy en un lugar al aire libre o un cafecito con ambiente y buena música, o en mi escritorio, todo lo que necesito es ponerme a escribir. Solo me llega el momento y puede ser en cualquier ocasión, tengo colección de papelitos y servilletas, libretitas, y notas en la computadora. No hay ritual, no me propongo escribir. A veces me despierto pensando algo y no quiero olvidarlo, entonces, lo escribo. Es lo mismo cuando saco fotos, quiero plasmar el momento, generalmente bueno. No siempre. De hecho mi primera novela comienza diciendo algo así: “cada vez que voy a despedirme de un lugar o situación tomo fotos”. Es una forma de desaferrarme llevándome un trocito.
SRBC.: Es un retrato muy fuerte del punto de vista. Tomar una foto como despedida. Grabar la imagen desde la posición y el ángulo personal. Y hablando de ángulos, Cantante sudamericana ha pasado por mis ojos hace pocos días. He encontrado muy interesantes las figuras y metáforas utilizadas; el tono lastimoso de los primeros párrafos y una progresión clara hacia la luz de la protagonista anónima hacia el final. Resulta vívido y llega a transportar al lector a una realidad precaria, un descubrimiento (el amor por la música) y una vida errante. ¿Estamos ante una influencia biográfica o un personaje que te ha inspirado?
M.: Sí, cuando murió Mercedes Sosa, una de mis cantantes preferidas, me imaginé su vida; sé que las biografías hablarán de ella en forma diferente, pero nunca creeré en versiones oficiales. Sé que nació en un hogar muy pobre y tuvo una vida a los tumbos hasta que logró ser quien fue, un ídolo nacional aunque muchos no la aprecien por su vocación izquierdista. Aun después de consagrada tuvo sus golpes.
SRBC: Y ahora que sé que Mercedes Sosa el alma de tu protagonista, la imagen cobra mayor fuerza. Puedo ver Cantante sudamericana siendo alentada por la crítica. ¿Has tenido merodeos por el mundo editorial?
M.: Pocos, en realidad, siempre me he topado con algún conocido que dice: “dame tu obra que la publico”. Mi primera novela la publique en Editorial El Mural, Mex: Historia para olvidar. El monólogo Voz de Mujer en NY. El monólogo y mi segunda novela Historia sin contar, se publicaron en La ovejita ebooks. La última acaba de aparecer.Y la cuarta novela Principe de las Esmeraldas, se publicará en breve también en La ovejita.
SRBC: En apariencia, podría decir que todo escritor persigue el mismo propósito: ser editado. Sin embargo, creo que la realización del escritor puede darse cuando su obra consigue conmover a una sola persona, conmover verdaderamente. ¿Qué éxito has tenido en tu llegada al lector? ¿Alguna experiencia en particular?
M.: Pues sí, la acogida fue buena con la primera novela y muy buena con la segunda, aunque recién están llegando los primeros comentarios. Lo que dicen es que ven la persona que llevo dentro, la novela desnuda no solo al personaje principal sino a otros y, sobre todo, al lector.
SRBC.: Creo que sería un gusto para la gente del blog que nos dejaras algún link para acceder a tus obras o para contactarte.
M.: puedes publicar mi blogg y dar el link donde encontrar mis dos ultimos libros: http://www.laovejitaebooks.com/autorasMonicaIvulich.htm
SRBC.: Muchas gracias, Mónica. Personalmente, te felicito por la vastedad y la versatilidad de tu obra, y espero que pronto repitamos la experiencia.
M.: Estoy a tu disposición y espero haber respondido a lo que me preguntas con claridad y con el amor y respeto que tengo por todos los lectores. Agradezco que me hicieras la entrevista y que no hicieras preguntas trilladas. Fue mi placer.

Blog de Mónica Ivulich: http://moninauta.blogspot.com/

jueves, 3 de noviembre de 2011

Literatura y cine

Son muchos los eruditos de la literatura que aseguran: "para ser un buen escritor primero hay que ser un buen lector". Hay una gran cuota de acierto en esta especie de paradigma; embeberse de diferentes estilos, tomar consciencia de los ritmos, ideas, cómo desenvolver un exordio, cuáles son los inicios y los finales más efectistas, desarrollo y psicología de personajes, y demás miles de etcéteras, llegarán a nuestro saber, más que por ningún otro medio, por la lectura.

Algunos escritores me enseñaron a pensar (Shakespeare, Tolkien, Le Guin, Bradbury) a la vez que me maravillaban con sus historias. Otro grupo me enseñó que la literatura puede sorprender (volveré a incluir a Shakespeare, por supuesto, con sus increíbles tragedias, y añadiré a Poe, Cortázar, Burgess y su incatalogable La naranja mecánica). Un tercer grupo me dio una mano para entender lo que es escribir desde el enfoque comercial (Stephen King y Dan Brown, principalmente). Y, por último, un selectivo muy especial, me enseñó cómo evitar escribir de cierta manera, ciertas historias (por favor, no haré nombres).


Ahora bien. Sería casi pecaminoso dejar de tener en cuenta el contexto. ¿Y cuál es el contexto? La actualidad, y la actualidad está preñada de una realidad: el arte cada vez más adaptado a los medios. No creo que el público esté favoreciendo una merma en la calidad. No. Más bien creo que exige calidad en envase pequeño. Y hoy día, sinónimo de envase pequeño para historias, es cine.

Es por eso que a lo de "el buen escritor antes fue buen lector", quisiera añadirle, si se me permitiera, un "el buen escritor antes fue buen lector y buen cinéfilo".

Lo que una película transmite mediante la imagen, la música, los actores, de pronto puede resultar una fuente de inspiración tan impensada como efectiva. Es oportuno pensar que el público lector en 2011 es un público por completo diferente del que leía a Shakespeare, a Tolkien o a Bradbury. Hoy día el cine se encuentra por doquier, y acceder a él es tan fácil que el lector no querrá una descripción detallada y maravillosa en lo que está leyendo. ¿Por qué la querría en un libro si podría tenerla en pocos segundos mediante un click del mouse?

No es un despropósito escribir pensando en la historia que estamos escribiendo tal como pensaríamos una historia al verla en la pantalla. Que haya música de fondo en este y aquel párrafo; que se escuchen disparos y espadas desenvainadas en este otro; veamos los gestos de nuestros personajes e, incluso, asignémosles a cada uno un actor que nos guste y que vaya con el papel. Escenificar un capítulo, dramatizar un diálogo.

Hacer de nuestra novela una película no precisamente irá en detrimento de la calidad literaria y puede que, de hacerse bien, fortalezca las posibilidades de buena recepción por parte del mediatizado público actual.

S.R.B.C.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Errores ortográficos comunes

De la mano de Wikipedia, les presento una lista de errores ortográficos comunes. La he modificado según el tipo de escritor al que está dirigido el blog (el escritor nóvel), incluyendo palabras que, en caso de escribirse de manera incorrecta, implicarían varios puntos en contra para cualquier escrito.´


La lista (en color rojo señalo cómo suelen escribirse, y en negrita cómo deben escribirse):

a basto>abasto; absorver>absorber; aca>acá; aereo>aéreo; aficion>afición; ahi>ahí
album>álbum; alli>allí; alla>allá; al rededor>alrededor; aprobechar>aprovechar;  
aqui>aquí; area>área; asi>así; brasilero>brasileño; buho>búho; caracter>carácter; companía>compañía; conección>conexión; cono urbano>conurbano; constituído>constituido; construído>construido; contínuo>continuo; da a lugar a>da lugar a; dar a lugar a>dar lugar a; daría a lugar a>daría lugar a; >da; del interfaz>de la interfaz; desovediente>desobediente; deshechar>desechar; dió>dio; distorcionado>distorsionado; distribuído>distribuido; e hielo>y hielo; e hierro>y hierro; el fue>él fue; estandard>estándar; exámen>examen; exitar>excitar; explendor>esplendor; >fe; fucion->fusión; fué>fue; fuí>fui; garage>garaje; hechar>echar; imágen>imagen; interperie>intemperie; le hecha>le echa; llendo>yendo; llevada acabo>llevada a cabo; lonjevo>longevo; osea>o sea; por contra> por el contrario; preveer>prever; protejer>proteger; quiza>quizá; quizas>quizás; regilla>rejilla; remplazar>reemplazar; restaurant>restaurante; sacerdotiza>sacerdotisa; se a>se ha; sinembargo>sin embargo; sinfin>sinfín; slogan>eslogan; sóla>sola; sólamente>solamente; stándard>estándar; subrraya>subraya; supérflua>superflua; tagea>tajea; tanbien>también; >ti; vease>véase; vió>vio.

Apuntar a lo básico es asegurarse una buena base. La ortografía y la tipografía son la base del uso de una correcta gramática en un escrito. Luego esperan otros niveles: el sintáctico, el del estilo, por mencionar algunos. Pero no nos olvidemos de que correr antes de empezar a caminar puede poner en riesgo nuestro avance.

S.R.B.C.

martes, 1 de noviembre de 2011

¿Cómo editar tu libro?

Podría lavarme las manos e indicar que, si el escritor (en adelante, el Buscador) posee impresora, un programa adecuado instalado en su computadora personal, y algo más de imaginación, no volaría mucha polvareda hasta que pudiera tener en manos un ejemplar de su propio libro. Un ejemplar o mil, según sus propios recursos.
¿No es la respuesta? No la es. Porque la pregunta, en realidad, pretende inquirir: ¿Cómo edito mi libro por medio de una editorial que se haga cargo de los costos de impresión, de la promoción, de la distribución y demás yerbas entintadas? 

Lo primero que el Buscador tiende a suponer es que se trata de un camino arduo, largo, indefinido, incierto. Una suerte de desierto en el que no existe referencia ni garantía alguna de que alguien nos esté esperando en algún lado. Bueno, pensar en eso es acercarse bastante a la realidad. Sin embargo, cabe aclarar que existen excepciones. Pocas, pero existen. Allá por el año 2006 mi agente en España, en uno de sus tantos correos, me había despavilado al respecto; me había escrito: "Santiago, nunca sabes, a veces les toma un mes y el libro ya lo encuentras en cualquier librería. A veces pasan años".
Yo tuve que esperar años para mi primera edición (que fue digital), y aún tendré que esperar otro par de meses para mi primera edición impresa. En mi caso, el más general, la espera fue de años. Si bien "espera" no es la palabra que yo utilizaría. Yo prefiero la frase "largos años de lucha".
El hecho de firmar un contrato con una editorial, a decir verdad, es un verdadero logro que depende de muchos factores:
  • qué es actual y qué no (lo que el lector compraría o no en este momento).
  • extensión del libro (por una cuestión de sentido común, las editoriales, a la hora de inclinarse por un novel, preferirán no arriesgar demasiado su papel moneda, y para ello nada mejor que un libro más bien corto).
  • credenciales del Buscador (ya lo sé, si es novel se supone que no tendrá credenciales, no obstante un científico que ha escrito una novela de ficción especulativa, o un detective privado que ha terminado un policial, o un ama de casa homicida que ha relatado la crónica de sus hechos, tendrán cierto crédito extra). Para el resto, no estaría demás destacar algún que otro concurso literario en el que haya habido algún reconocimiento, o incluso la mera participación; potenciales lectores a los que sea capaz de llegar mediante redes sociales, blogs, etc. Todo cuenta.
  • La política editorial actual de la casa editora a la que el Buscador acuda. Muchas editoriales cierran sus ediciones por períodos, y si caemos en el momento errado, habremos errado el momento.
Algunos consejos de este humilde servidor:  
  • paciencia. Sin paciencia abandonaremos la causa antes de que una sola editorial llegue a leer la primera página de nuestra opera prima. Si a partir del envío del original a los cuatro meses tenemos una respuesta, ya positiva, ya negativa, en verdad se nos ha prestado mucha atención. Así que, Buscadores amigos, ¡paciencia!    
  • Predisposición. Predisposición a los "no". Porque es muy probable que nuestros primeros diez o veinte intentos degeneren en una catarata de negativas, por las razones que fuere, incluyendo el hecho de que, con toda seguridad, todos quienes nos dijeron que "no" ni siquiera harbrán leído lo que hemos enviado. Esto podrá apreciarse en los correos electrónicos de respuesta; todos responden más o menos al mismo patrón, y podría resumirlo en esta línea: "Su obra no encaja en nuestra línea editorial" o "No se corresponde con nuestras colecciones". Tranquilos. Es el método que emplean las editoriales para lavarse las manos y desprenderse de la obsesión de algunos escritores obsesivos. Nosotros no lo somos, esa es una ventaja. Nosotros somos de piedra.
  • Importante: una obra terminada no es necesariamente una obra buena. Tampoco mil páginas son sinónimo de buen libro. Un buen libro requiere, al menos, de un año de trabajo. El borrador, la escritura, la revisión, la corrección, la reescritura, una nueva corrección (de ser posible, por parte de un profesional) y, como bocadillo, un informe literario que ayude al autor a mejorar aún más su trabajo o que aliente a las editoriales, más tarde, a leerlo con mejor predisposición. O a leerlo, punto, lo que ya es un gran paso para nosotros.
  • La carta o correo electrónico de "propuesta editorial" (incluiré ejemplos en entradas futuras). Además, es importante saber, en caso de correos electrónicos, qué material debe adjuntarse para que quien esté del otro lado no nos despache luego del primer vistazo.
Me guardo otros consejos para más adelante. Por ahora, y para ir terminando, comentarles que siempre es importante participar en concursos literarios y, tan importante como eso, en concursos literarios de baja reputación (no mala, dije baja). Los grandes concursos están reservados para grandes autores, y participar en ellos es una pérdida de tiempo, dinero y ánimo.
Les dejo un link con un listado de concursos para varios géneros:

Hasta la próxima.

S.R.B.C.