SRBC

TARIFAS Y PRESUPUESTOS PARA CORRECCIONES ORTOTIPOGRÁFICAS Y DE ESTILO: sanbc@live.com

-Poesía
-Cuento
-Relato
-Novela
-Crónica
-Biografía

jueves, 3 de noviembre de 2011

Literatura y cine

Son muchos los eruditos de la literatura que aseguran: "para ser un buen escritor primero hay que ser un buen lector". Hay una gran cuota de acierto en esta especie de paradigma; embeberse de diferentes estilos, tomar consciencia de los ritmos, ideas, cómo desenvolver un exordio, cuáles son los inicios y los finales más efectistas, desarrollo y psicología de personajes, y demás miles de etcéteras, llegarán a nuestro saber, más que por ningún otro medio, por la lectura.

Algunos escritores me enseñaron a pensar (Shakespeare, Tolkien, Le Guin, Bradbury) a la vez que me maravillaban con sus historias. Otro grupo me enseñó que la literatura puede sorprender (volveré a incluir a Shakespeare, por supuesto, con sus increíbles tragedias, y añadiré a Poe, Cortázar, Burgess y su incatalogable La naranja mecánica). Un tercer grupo me dio una mano para entender lo que es escribir desde el enfoque comercial (Stephen King y Dan Brown, principalmente). Y, por último, un selectivo muy especial, me enseñó cómo evitar escribir de cierta manera, ciertas historias (por favor, no haré nombres).


Ahora bien. Sería casi pecaminoso dejar de tener en cuenta el contexto. ¿Y cuál es el contexto? La actualidad, y la actualidad está preñada de una realidad: el arte cada vez más adaptado a los medios. No creo que el público esté favoreciendo una merma en la calidad. No. Más bien creo que exige calidad en envase pequeño. Y hoy día, sinónimo de envase pequeño para historias, es cine.

Es por eso que a lo de "el buen escritor antes fue buen lector", quisiera añadirle, si se me permitiera, un "el buen escritor antes fue buen lector y buen cinéfilo".

Lo que una película transmite mediante la imagen, la música, los actores, de pronto puede resultar una fuente de inspiración tan impensada como efectiva. Es oportuno pensar que el público lector en 2011 es un público por completo diferente del que leía a Shakespeare, a Tolkien o a Bradbury. Hoy día el cine se encuentra por doquier, y acceder a él es tan fácil que el lector no querrá una descripción detallada y maravillosa en lo que está leyendo. ¿Por qué la querría en un libro si podría tenerla en pocos segundos mediante un click del mouse?

No es un despropósito escribir pensando en la historia que estamos escribiendo tal como pensaríamos una historia al verla en la pantalla. Que haya música de fondo en este y aquel párrafo; que se escuchen disparos y espadas desenvainadas en este otro; veamos los gestos de nuestros personajes e, incluso, asignémosles a cada uno un actor que nos guste y que vaya con el papel. Escenificar un capítulo, dramatizar un diálogo.

Hacer de nuestra novela una película no precisamente irá en detrimento de la calidad literaria y puede que, de hacerse bien, fortalezca las posibilidades de buena recepción por parte del mediatizado público actual.

S.R.B.C.

No hay comentarios:

Publicar un comentario