Colaborador en: Revista 452ºF
SRBC
TARIFAS Y PRESUPUESTOS PARA CORRECCIONES ORTOTIPOGRÁFICAS Y DE ESTILO: sanbc@live.com
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-Novela
-Crónica
-Biografía
lunes, 19 de noviembre de 2012
domingo, 11 de noviembre de 2012
10 consejos para mejorar tu novela
Hemos puesto la palabra “fin” en
nuestra novela y tal vez acompañemos el tipeo con un suspiro de satisfacción.
Pero, ¿de verdad creen que el fin ha llegado?
A menos que seamos, como
escritores, tan perfectos como un reloj suizo, diría que con ese “fin”, a lo
sumo, hemos llegado a mitad de camino. Autocorrección, pulido,
reconstrucciones varias, reescritura inclusive.
Decálogo del
novelista inicial e intermedio
1) Asumiendo
que el texto, a esta altura (o desde un comienzo), lo tenemos en un archivo
“.doc”, y lo editamos con Word, vayamos a la opción “Buscar” (arriba y a la izquierda de la barra de herramientas, por
lo general), y a continuación escribamos la palabra “mente”. Si acaso somos
escritores apenas empollados (aunque también le ocurre a escritores más
avanzados) nos asombrará la cantidad de adverbios terminados en “–mente” que
encontraremos: finalmente,
afortunadamente, generalmente, rápidamente, lentamente, etc. Apuesto que,
si eres un escritor novel, tendrás como mínimo unos diez adverbios terminados
en “-mente” por página. ¡Gran error! Los adverbios terminados en “-mente”
entorpecen la lectura y tornan repetitiva, monocorde y, finalmente, aburrida
cualquier lectura. Será un trabajo muy laborioso, pero vayamos adverbio por
adverbio terminado en “-mente” y modifiquemos todos los que podamos. Ejemplos:
Según
valor semántico dado por el cotexto:
finalmente: al fin, por fin, al cabo,
después de todo, etc.
afortunadamente:
por fortuna, por suerte, gracias a la fortuna, de manera fortuita, etc.
generalmente:
por lo general, en general, casi siempre, etc.
rápidamente:
a gran velocidad, en un santiamén, en un segundo, de manera muy veloz, etc.
2) Otro
tanto ocurre con los conectores; sobre todo, con el conector “pero”. Lleven a
cabo la misma revisión automática con el buscador de Word, y también se verán
sorprendidos por la cantidad de “peros” utilizados. Alternativas:
Según
valor semántico dado por el cotexto:
aunque, sin embargo, no obstante, etc.
3) Es
de suma importancia no caer en la tentación de utilizar terminología
complicada, algo que a veces nos da la impresión de que lo que escribimos es de
mayor calidad. La complejidad hay que dársela a la trama, no al camino a través
del cual el lector recorre la trama. Para hacer un paralelismo: el lector tiene
que desenredar una soga (trama); al utilizar una terminología compleja y
dificultosa, lo único que hacemos es darle aspereza a la soga, la endurecemos,
la tornamos pegajosa (no pegadiza). En novela, si queremos decir “cielo”, no
digamos “la cúpula celestial”; y rara vez usaría “firmamento”. No estoy hablando
de no ser descriptivo: el escritor no debe relatar una noticia, debe dramatizar
y sumergir al lector en un mundo nuevo. Digo que se puede ser descriptivo con
terminología simple y dinámica.
4) No
dejarse llevar, sobre todo los autores muy inclinados hacia la descripción, por
el uso del recurso de la comparación: era
tan negro como el carbón; corrió tan rápido como un leopardo; el tiempo corría
tan lento como una tortuga; el asesino era frío como el hielo.
Según variables del cotexto,
podremos reemplazar por: tan negro que
podría confundirse con carbón (u otro objeto negro por naturaleza); corrió a la velocidad de un leopardo; el
tiempo parecía avanzar montado en una tortuga; la frialdad del asesino era
hielo puro.
Recuerden que no estoy hablando
de no utilizar comparaciones, sino de no abusar de ellas.
5) Evitar
secuencias de oraciones que rimen. Esto es más difícil de identificar; este
efecto antiestético puede buscarse al ser realizada la lectura general una vez
finalizado el borrador.
Juan echó un vistazo al otro lado del edificio y tomó carrera para
lograr un potente envión. Llevó a cabo la veloz corrida y, luego del
salto, logró aferrarse al barandal del balcón.
La solución es simple; bien puede
cambiarse alguna de las palabras que producen la rima, bien puede modificarse
el orden sintáctico.
6) Ya
que hemos escrito una novela entera y que hemos creado una cantidad, grande o
pequeña, de personajes, reveamos los nombres. Nunca es tarde para cambiarlos.
La elección de los nombres de los personajes de una novela resulta de vital
importancia; el nombre debe transmitir buena parte de las estructuras
psicológicas (y a veces, físicas) del personaje. Es una descripción tácita, que
sugiere, imprescindible. Al mismo tiempo, debe tratarse de un nombre simple, de
fácil acceso para la memoria del lector (sobre todo, en cuanto a personajes
secundarios). El nombre debe ser el “rostro” del personaje en las palabras
escritas del libro. Por tanto, revisemos los nombres y determinemos si nuestras
elecciones han sido acertadas, o si acaso hemos llamado Juanito al malo de la
película.
7) Hablando
de personajes… El tema de la descripción física de los personajes dependerá, en
buena medida, del género al que corresponda nuestra novela; también, desde
luego, vendrá de la mano de las preferencias del autor. En este punto será
necesario hacer un repaso por las respectivas descripciones (o la falta de
ellas) que hayamos efectuado a propósito de los entes ficticios que habitan
nuestro nuevo mundo.
Se recomienda no
ser demasiado específico y dejar que la imaginación del lector cree por sí sola
la imagen de los personajes. No estoy tan de acuerdo. De todas maneras, para
cada personaje habrá que resaltar este aspecto, o este otro, y mantener la
coherencia. Si en la página 100 hemos detallado “X dejó ver la cicatriz de su
pierna”, tendremos que ir hacia atrás, a la primera o segunda aparición de X, y
especificar, o sugerir, la existencia de esa cicatriz, si es que no lo hemos
hecho. De lo contrario, daremos idea de lo que realmente hicimos: improvisar
una trama sobre la marcha. No queremos dar esa impresión, hayamos improvisado o
no.
8) Regular
la intensidad de la narración: la intensidad está dada por la cantidad de
adjetivos utilizados, la extensión de las oraciones articulada por las pausas
dadas por las comas y los puntos, el uso de signos de exclamación, en síntesis,
la dramatización de determinada coyuntura narrativa.
La
sobreadjetivación, el abuso del uso de los signos exclamativos, oraciones muy cortas o
muy largas a lo extenso de varios párrafos, etc., abrumarán al lector de una
forma u otra, ya que este no encontrará respiro y se verá decepcionado al no
poder distinguir un simple pasaje conector de la trama de un pasaje en el cual
se pretenda alcanzar uno de los puntos climax
de la historia.
De esta forma,
para los pasajes conectores (esos párrafos, o hasta capítulos enteros, que
conectan temporal o locacionalmente una parte de la trama con otra) la mejor
opción es la utilización de oraciones relativamente largas, párrafos
relativamente cortos y adjetivación de intermedia a baja (diría: un adjetivo
cada 10 sustantivos –esto no es más que un dato que parte de mi preferencia
personal y, por supuesto, no es preciso sino aproximativo-). En cambio, en los
momentos climax, más vale oraciones
cortas, adjetivos fuertes y más abundantes para sumergir al lector en la
escena, y párrafos largos plagados de punto y seguido, ya que con esto la tensión
del lector irá in crescendo.
9) Primer
capítulo. Iría más allá: primera página. Un factor común de varias editoriales que
está dado por el inmenso número de originales que reciben, es el de descartar
novelas tras la lectura de la primera página.
Por interesante
que resulte la sinopsis que hayamos confeccionado para nuestro libro, ya desde
la primera página deberemos dejar en claro tres aspectos fundamentales para el
interés de un editor: nuestro estilo, la potencialidad de nuestra calidad
creativa y el dejar en claro hacia dónde iremos ya desde el vamos.
En consecuencia, si notamos que nuestra primera página resulta aburrida, dice
poco y mal, y no da idea de posible destino, o bien suplantamos ese primer capítulo
por otro o, en todo caso, ideamos un prólogo que esté regido por la presencia
de los tres matices mencionados que acaso nos den el paso a otra instancia de
lectura.
10) Por
último, tal vez la palabra más detestada por los autores que están comenzando: “reescritura”.
La sola idea de reescribir toda una novela que me hubo tomado meses escribir,
lo confieso, me quitaba las ganas de respirar cuando la pensaba, en mis inicios
(si bien admito que mi trayectoria es corta como para hablar de “mis inicios”).
La idea de
reescritura enseguida remite a la idea de fracaso. Nada más alejado de la
realidad. Si notamos (por nosotros mismos o por algún entendido) que nuestro
libro no tendrá oportunidades en el mundo editorial, por la razón que fuere:
historia poco “vendible”, historia trillada, calidad literaria insuficiente,
etc., aceptar una reescritura comportará para nosotros un crecimiento; y es un error considerar que cualquier tipo de crecimiento resulte un
fracaso personal. No somos más que un niño que está aprendiendo a caminar.
Ahora imaginemos a un niño que se rinde ante el primer tropezón… ¡Cuánto perdería!
Algunos consejos
pueden servir más que otros: por lo general, los más básicos son los que más
hay que atender; al menos, en un principio. No hay manuales. Cada autor hace su
camino y busca sus objetivos. Lo importante es que la escritura no sea una
frustración, sino un lugar de paz, creatividad y vida.
S.R.B.C.
viernes, 9 de noviembre de 2012
El poder del objeto numinoso como tema para una novela o un cuento
Numinoso es un término filosófico que se puede definir como “orden de la conciencia en que ésta capta algo misterioso y superior que inspira temor y reverencia”.
Sin repicar en filosofía ni divagar en la historia de la
literatura, me quedan a la vista los dos objetos numinosos más representativos que he descubierto
como lector: el Anillo, de “El Señor de los Anillos” (J.R.R.Tolkien), y el
Aleph, del libro del mismo nombre (J.L.Borges).
En lo que refiere a la búsqueda de eje temático por parte de un
autor, la construcción de un “objeto numinoso” es, al menos a mi entender, como
emprender una búsqueda de miel en un panal. ¡Vamos, ahí está! Grandes historias
(que pueden llegar a ser pequeñas también) girando en torno a un objeto pequeño
y, en su superficie, común, pero que encerrará, desde nuestra habilidad
creativa y nuestros conocimientos mitológicos, bíblicos o cuales fuera (nunca
es tarde para adquirirlos), y como dice la definición, algo misterioso y
superior que inspirará temor y reverencia. Tales efectos lograron Tolkien y
Borges con El Anillo y El Aleph, respectivamente.
El Señor de los Anillos en Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/El_Se%C3%B1or_de_los_Anillos
El Aleph (cuento) en Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/El_Aleph_(cuento)
Ahora bien, ¿ideas? Pongamos a calentar la pava para un café,
encendamos un cigarrillo, abramos la ventana y miremos pasar gente, inhalemos
creatividad: Pequeños objetos que puedan
crear grandes historias…
Debo confesar que han pasado 10 minutos desde mi anterior párrafo
y, junto a ellos, dos cigarrillos, pero he aquí algunas ideas, que espero
puedan utilizarse, al menos, como inspiración (por supuesto que me he reservado
las mejores para mí, vale, que no dejo de ser escritor):
-Objeto Numinoso en novela romántica: un árbol en cuya corteza dos
enamorados escriben sus nombres. Más tarde se enterarán de que el árbol tiene
un encanto (línea fantástica) o que es un punto especial en el Universo (línea
realista), y que, mientras los nombres de aquellos dos enamorados permanezcan
en el árbol, seguirán juntos. Pero si acaso algo quitara sus nombres de allí,
sin remedio continuarían sus vidas en soledad. (La idea deja la posibilidad de
jugar con el límite entre lo mágico y lo inducido por la sugestión).
-Objeto Numinoso en novela policial: el gatillo de un arma que
sólo puede ser accionado (previa maldición de Lucifer) por la mano de un hombre
santo. El arma es reconocida en todo el mundo (su color, su forma, alguna insignia);
se comete un asesinato, y en la escena del crimen es hallada la famosa arma. El
gran reto será desarrollar una trama que justifique un crimen cometido por un
santo, o demostrar, lo contrario, que se ha intentado inculpar a un inocente
servidor de Dios.
-Objeto Numinoso en novela fantástica: en este caso no debería de
haber problemas. Lejos del Anillo de Tolkien o de la Espada del Rey Arturo,
podemos concentrarnos en una balanza que mantenga el equilibrio entre fuerzas
del bien y del mal; una piedra que sea oro en manos de unos y una bola de fuego
en manos de otros; unas botas que permitan a quien las use correr a velocidades
supersónicas. Las alternativas son tan amplias como lo pueda ser la imaginación
del autor.
Desde luego: el objeto numinoso tiene que ser eje de la historia;
de lo contrario, pasará a ser un elemento mágico más en un Universo que sólo lo
contiene, y no que dependa de él. Eso, si lo que deseamos es construir un tema
para escribir una novela, un cuento o un poema épico.
Espero que les haya servido en algún punto.
S.R.B.C.
jueves, 8 de noviembre de 2012
Autobiográfico sin remedio
Una poesía, un cuento, una
novela, un relato; ni qué decir, una crónica… cualquiera sea la labor narrativa
a la que nos entreguemos, mojaremos (lo queramos o no) la pluma en el tintero
de nuestro pasado, de nuestras experiencias y, sobre todo, de nuestro pequeño
punto de vista a propósito del Mundo, del Hombre, del Amor, de la Guerra, de la
Paz, de la Justicia, de la Política; emociones humanas, hechos tomados de la
realidad, de la historia, de las noticias.
En cierto nivel mental, escribir
semeja la estructura de un sueño, con la salvedad de que el escritor (no así el
durmiente) es consciente de este “sueño”, y, así, lo crea a su antojo.
El sueño no es más que una
fantasía que escapa a nuestro control; la escritura es la creación de fantasía,
mediante el ejercicio de un control sobre ella. Pero ambas acciones, sueño y
escritura, tienen un punto en común: cualquiera sea el mundo en nuestra mente,
es sólo nuestro, somos ese mundo, somos cada personaje de ese mundo, y cada
elemento, cada tiempo y cada personaje de ese mundo provienen de nuestro
pasado, de nuestras experiencias y de nuestro pequeño punto de vista.
Si yo sueño con un dragón,
¿significa que un dragón ha llegado desde alguna tierra lejana a visitarme
mientras duermo y que, de alguna manera, se ha metido en mi mente y ha creado
un mundo alterno? Una respuesta afirmativa resultaría ridícula. Por tanto: si
el personaje principal que construyo para un cuento breve mide tres metros,
pesa doscientos kilos y tiene colmillos de lobo, recurriendo a la misma lógica
podemos decir que ese personaje no existe, y que de ninguna manera es
autobiográfico, si atendemos a las características físicas.
Pero acá viene lo interesante.
Tanto el dragón de mi sueño como el ser antropomorfo de mi cuento breve
¡existen! No son más que el remanente
subconsciente de toda una vida de imágenes, sonidos, música, libros, películas,
juegos, educación, sueños, fantasías e imaginación. Nosotros somos el dragón.
Nosotros somos el ser antropoide.
Lejos de resultar algo que
provoque temor (muchos escritores pretenden NO SER autobiográficos –para mí, algo
imposible desde lo lógico-), la "consulta" autobiográfica debería ser un metal del cual proveerse para
componer las estructuras más sólidas que jamás hayamos imaginado; es un buen camino para ponerse en condiciones de crear el mundo ficticio más grande (comprendido en todo
sentido) desde nuestro diminuto punto de vista.
“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas
inconstantes, ese montón de espejos rotos”. Jorge Luis Borges
S.R.B.C.
miércoles, 7 de noviembre de 2012
Se escribe con "z"...
USO DE LA “Z”
1- Las terminaciones de aumentativos azo - aza.
Ejemplos: martillazo,
perrazo, terraza, bocaza, latigazo.
2- Los nombres
abstractos terminados en anza - ez - eza.
Ejemplos: esperanza,
vejez, belleza, idiotez, confianza, pobreza.
Nota.- El adjetivo
MANSA y el nombre GANSA no son excepciones
porque no son nombres
abstractos, que son los considerados en
esta regla.
3- Los verbos
terminados en izar.
Ejemplos: amenizar,
izar, economizar, magnetizar, actualizar.
EXCEPCIONES: pisar,
visar, alisar, decomisar y otros.
4- Las
terminaciones zuelo - zuela.
Ejemplos: mujerzuela,
ladronzuelo, orzuelo, zarzuela.
EXCEPCIÓN: payasuelo.
5- Las
terminaciones azgo - ezgo - ezno.
Ejemplos: mayorazgo,
noviazgo, hallazgo, lobezno, osezno.
EXCEPCIONES: trasgo,
sesgo, rasgo, riesgo.
6- Los patronímicos (apellidos) que terminan en
az - ez - iz - oz - uz.
Ejemplos: Díaz,
Martínez, Ortiz, Albornoz, Cruz.
EXCEPCIONES: Valdés,
Cortés, Lemus, Solís, Llinás, Socarrás, Pagés.
7- Las
terminaciones verbales ezco - ezca; uzco - uzca, que provienen de
verbos terminados en
CER - CIR.
Ejemplos: crezco,
crezca, produzco, produzca, luzco, ofrezca.
NOTA.- Esta regla se
enuncia gramaticalmente, como sigue:
Los verbos terminados
en CER - CIR - DUCIR
admiten una Z delante
de la C radical, en la
Primera Persona del
singular del Presente de Indicativo y
en todas las Personas
del Presente de Subjuntivo.
8- Los nombres
derivados de verbos terminados en izar, forman la
terminación zación,
conservando la Z.
Ejemplos: indemnizar
indemnización
naturalizar
naturalización
fertilizar
fertilización
profundizar
profundización
OBSERVACIÓN: Muchas
palabras no están comprendidas en reglas,
pero su observación
ayuda a recordarlas.
Ejemplos:
Verbos terminados en
zar. Verbos terminados en sar.
descabezar cansar
ensalzar pensar
comenzar impulsar
desmenuzar confesar
gozar reposar
civilizar cesar
destrozar descansar
calzar compensar
enlazar engrosar
martes, 6 de noviembre de 2012
Se escribe con "c"...
Uso de la letra "c"
Uso de la letra c con
sonido suave
La letra "c" tiene dos sonidos: uno
fuerte, con las vocales "a", "o", "u", y uno suave con las vocales "e", "i".
Se usa en los siguientes casos:
· Los derivados
verbales terminados en -cion (salvo las excepciones). Ejemplos:
Cantar - canción superar -
superación
Reclamar - reclamación exceptuar
- excepción
Componer - composición explorar -
exploración
Describir - descripción indicar -
indicación
Deben incluirse también aquellas
cuya derivación ya no es evidente:
Locomoción poción estación
Observación:
Hay derivados verbales en -sion. Los verbos terminados en
-sar forman su
derivado nominal con el sufijo -sion, solo si el derivado persiste la silaba
-sa.
Ejemplos:
Conversar - conversación malversar
- malversación
Revisar - revision confesar -
confesión
Precisar - precisión expulsar -
expulsión
· Las voces que
presentan las terminaciones -ancia, -ancio, -icia, -icio, -hacia, -acio (salvo
las excepciones). Ejemplos:
Fragancia avaricia molicie oficio
eficacia
Arrogancia envicia calvicie
edificio desgracia
Ignorancia caricia canicie
espacie desperdicio
Cansancio pericia planicie
servicio reacio
Excepciones a la regla anterior:
ansia, Asia, Nicasio, Dionisio, Gervasio, antonomasia, Atanasia, Anastasio,
Eufrasia, gimnasia, potasio, idiosincrasia.
· Los verbos
terminados en, -cer, -cir, -ciar. Ejemplos:
Coser pronunciar zurcir
Crecer denunciar deducir
Padecer renunciar reducir
Desvanecer espacia conducir
Convencer vaciar bendecir.
· Las
terminaciones diminutivas, -cito, -cico, -cillo, -ecito, -ececito, -ececico,
-ececillo. Ejemplos:
Josecito botoncito dolorcillo
Corazoncito pastorcito amorcillo
Panecito pececillo sonecico
Florecita redecilla piececito
Solecito panecillo
Manecita tosecilla.
5.
Los prefijos: deci-, centi-, circun- cis. Ejemplo:
Decigramo centuria circunscrito
cismontano
Decilitro centésimo
circunferencia cisplatino
Decímetro centiárea circunvecino
cisalpino
· Las
excepciones de los verbos terminados en -der y -dir (perder atender, expedir,
rendir, etcétera), al formar nombres verbales. Ejemplos:
Perdición, atención, rendición,
etcétera.
· En algunas
palabras que antes se iniciaban con "z". Ejemplos:
Cenon, Cinc, cenit, cerafina,
celandés.
Quedan aun en uso, zigzaguear,
zeppelín, Zendavesta, zeugma, cíngaro.
· Los vocablos
terminados en -ación. Ejemplos:
Vacación moderación incorporación
Vocación perturbación situación
Excepciones:
pasión, evasión, invasión, persuasión, abrasión, ocasión, compasión.
Vocablos correspondientes a las
reglas proporcionadas
Lista complementaria: -cion e
-icia
Ablución
|
Conjunción
|
Obligación
|
Turbación
|
Abstención
|
Constitución
|
Opción
|
Usurpación
|
Absorción
|
Corporación
|
vocación
|
participación
|
Acepción
|
Curación
|
Petición
|
Vacilación
|
aclamación
|
designación
|
Privación
|
Vacunación
|
actuación
|
Expiación
|
pulsación
|
ventilación
|
Adición
|
flotación
|
posición
|
Verificación
|
adopción
|
frotación
|
Recaudación
|
Verificación
|
Adivinación
|
Adivinación
|
Habitación
|
Remoción
|
Votación
|
Aleación
|
Intervención
|
Acaricia
|
Remuneración
|
Aparición
|
Adventicia
|
Invención
|
Reivindicación
|
Aplicación
|
Irritación
|
Rendición
|
Albricias
|
Atención
|
Legislación
|
Solución
|
Alimenticia
|
Avaricia
|
Maldición
|
Suposición
|
Autorización
|
Bendición
|
Beneficio
|
Sustitución
|
Manifestación
|
Codicia
|
Medición
|
Tasación
|
Calificación
|
Canción
|
Meditación
|
Tentación
|
Delicia
|
Edilicia
|
Felicia
|
Ficticia
|
Franquicia
|
Vocablos correspondientes a
algunas proporcionadas.
Lista complementaria: c Inicial
(sonido suave)
Cena
|
Ceder
|
Cenefa
|
Cerebro
|
Cimarrón
|
Ciego
|
Cincel
|
Centro
|
Cerda
|
Cendal
|
Cebolla
|
Cilindro
|
Cerdo
|
Cebada
|
Cereal
|
Cencerro
|
Cernir
|
Cedazo
|
Cimentar
|
Cenit
|
Cebar
|
Cínico
|
Censura
|
Cedula
|
Cicatriz
|
Cebra
|
Cesar
|
Cicuta
|
Cimbrar
|
Cementerio
|
Ciclista
|
Cine
|
Circo
|
Cereza
|
Cianuro
|
Cimitarra
|
Cedro
|
Cero
|
Censo
|
Cincha
|
Ciático
|
Centinela
|
Cesto
|
Ceniza
|
Uso de la letra c con
sonido fuerte
La c presenta sonido fuerte con
las vocales a, o, u y al final de la silaba. Ejemplo:
Actualidad cardo doctrina caso
Coñac coma intelectual cuna
Héctor croar néctar clima
Arquitecto cráter
Duplicación de la "c"
En algunas palabras aparece la c
duplicada. Cada una de estas letras pertenece a una silaba distinta. Ejemplos:
Acceso ac-ce-so
Acción ac-ción
Dirección di-rec-ción
Colección co-lec-ción
Diccionario dic-cio-na-rio
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