Santiago
Raúl Bailez Chayé es un joven escritor que vive en Junín, una ciudad al
noroeste de la provincia de Buenos Aires, con mucho verde y aire puro.
La editorial Baile del sol publicó hace muy poco su libro De Adanes y animales,
una antología de cuentos que, además, tiene la particularidad de estar
acompañada por unas muy buenas ilustraciones de Rocío D. Limón. El
hablar pausado de Santiago invita a un diálogo ameno donde nos cuenta
sobre la publicación.
¿Por qué no empezamos hablando del origen de este proyecto? ¿Qué fue primero el texto o la imagen?
El
origen fue, en realidad, un punto y seguido, digamos que es una
constante universal: causa y consecuencia. El primer cuento del libro
“El jabalí y la semilla”, obtuvo el cuarto premio en un concurso
literario de cuento y poesía organizado por la filial ATSA. A partir del
premio llegó la idea del libro de cuentos. En 2011, Baile del sol me
informó que estaba interesada en publicar, pero que, por cuestiones del
mercado, no sería posible hasta 2014 y dejaron la decisión en mis manos.
Decidí esperar, y fue en ese tránsito acalambrado de la espera que se
me ocurrió sazonar los relatos de alguna forma. A esta altura, juro que
no recuerdo cómo entablé contacto con Rocío, lo único que sé es que era
un contacto más de Facebook. Le propuse una suerte de coautoría, leyó el
libro y aceptó de inmediato.
¿Cómo fue la interacción con Rocío?
Fluida,
concreta, una interacción en la que cada uno mantuvo una total
independencia, por sobre todas las cosas. Se trataba de entrelazar algo
que, sí sabíamos, establecería un contraste. El lector camina por el
texto, y de pronto “choca” contra la ilustración, y cuando vuelve al
texto, “choca” otra vez. Pero es la idea que persigue esta fusión de
texto e imagen: el choque. El contraste. Y tal vez no te guste el texto y
te deleites con la imagen; y tal vez la imagen no te diga tanto como el
texto. Pero si tu paladar es amplio ¡qué suerte! Has comprado “tu”
libro.
Las
preguntas cuyas respuestas son difíciles de encontrar suelen ser de las
mejores. ¿Qué podría decirte, Adriana? Por 2011 apenas sí había leído
algo de Quiroga, apenas sí recordaba El Principito, no sé, De adanes y animales,
para mí, en aquel entonces, fue un tubo de ensayo. Y salió bien, un
accidente. Es un estilo muy mío, lo digo teniendo en claro que no he
leído nada que se le parezca. Hay realismo mágico, hay un poco de
argentinidad, pero de pronto te cruzás con “El abismo” y es prosa
poética, y hay un cambio de marcha cuando pasás del estilo cuento al
estilo fábula. Lo que es seguro es que no vas a aburrirte. Podría
definirlos como cuentos divertidos, que no graciosos, ¿no? Son cosas
diferentes.
¿Sentís que siguen alguna línea con respecto a tu literatura anterior o se diferencian en uno o varios puntos?
Es
como un actor que se hace cantante, o viceversa. No hay parangón.
Primer libro de cuentos, primera vez que incursionaba en el género,
primera vez que tomaba distancia de los autores que me habían marcado
hasta ese momento, Shakespeare, C. S. Lewis y Tolkien (en ese orden),
primera vez que pensaba más en la historia que en el decorado, por así
decir.
¿Pensaron con Rocío en alguna franja de público en particular?
En
realidad, no. Y esto también tiene que ver con la independencia con la
que trabajamos. Por un lado, mientras escribía, en mi fantasía rondaba
la imagen de un padre leyéndole el libro a alguno de sus hijos,
disfrutando, además, él mismo la lectura, y llevándose el libro a la
cama para continuar leyéndolo. La imagen se esfumó en cuanto escribí “El
abismo”. No es un cuento para niños. De todas maneras, pienso que, más
allá de que está mal visto decir que un libro es “para todas las
edades”, debo resignarme a mis propias consideraciones. He recibido
pulgares altos de gente pequeña, coetánea, y, para mi gran sorpresa, de
gente adulta en todo el sentido de la palabra; gente que ha reconocido
que gustaba de leer los cuentos dos, tres veces en el marco de pocos
días. Las palabras eran “me acompañan”, “me hacen pensar”, “me
distraen”. Y estoy seguro de que es tanto más satisfactorio que una sola
persona te lea tres veces, a que tres personas te lean una vez. En
cuanto a Rocío, tendríamos que preguntarle a ella. Su arte es reconocido
y su estilo, muy marcado. Fue fiel a sí misma, eso puedo decirlo. Y lo
digo con gran satisfacción, ya que no buscamos sino la pureza.
¿Considerás que la imagen acompaña el significado de los textos, los resignifica o amplía su significado?
Amplía
el significado, sin dudas. El lector irá generando sus propias imágenes
en el transcurso de la lectura y, cuando menos lo espere, llegará a un
cruce de calles y apenas caerá en la cuenta de que se le venía un camión
encima. Creo que Rocío logra un impacto estupendo con sus imágenes. Es
cierto, podría decirse también que, de alguna forma, quizás en algún
caso llegue a resignificar el texto. Y eso, particularmente, me parece
un gran acierto.
¿Lo de las imágenes solo en blanco y negro obedece a una cuestión de costos o tiene algún motivo en particular?
En
un principio las ilustraciones eran en color, pero la editorial nos
indicó que debían ser en blanco y negro. Por suerte. El resultado, según
Rocío, llevó su trabajo a otro nivel. Aunque, una vez más, no pretendo
hablar por ella, más teniendo en cuenta que soy prácticamente un ciego
en la contemplación del arte de la pintura.
¿Qué siente un escritor joven cuando una editorial le ofrece publicarle su texto?
Puedo
hablar por mí. Fue increíble. Llegué a la publicación sin contactos,
sin antecedentes en el mundo editorial, sin referencias, sin padrinos
literarios, solitos mi libro y yo en un mundo que, si lo que llevás en
la canasta son monedas de esperanza, tratá de pensar que siempre vas a
estar a un paso de la bancarrota. Entonces, genial. Se siente estupendo.
Es el Nirvana del autor novel que llega como llegué yo. Dura un
momento, pero vale la pena vivirlo.
Santiago
se levanta y enciende un cigarrillo, piensa la respuesta y, como a lo
largo de toda la entrevista, se nota que él está acostumbrado a
encontrar las mejores palabras para cada situación.
Si tuvieras que darles a los lectores una razón para comprar De Adanes y animales, ¿Cuál sería?
Lo mejor para el final. Es una pregunta que me fascina. ¿Por qué alguien debería comprar De adanes y animales?
Empecemos por lo importante: porque es arte. No me interesa tanto
venderme a mí o a Rocío sino vender la pasión por el arte. El arte es el
alimento de la humanidad, o eso quiero creer. Compren De adanes y animales,
sí, y compren otro libro, y otro, y muchos más, y no dejen de leer. A
veces perdemos noción de todos los mundos que existen dentro de nuestro
planeta. Hay una frase que escribí y que forma parte de mi presentación
en el blog de microrrelatos que tenemos Rocío y yo: “En lo que otros
escriben queda la huella de pensamiento más clara que un ser humano
pueda plasmar; (…) creo que encontramos la huella de aquello que no
pueden ver los ojos y que, al fin y al cabo, es lo que más nos distancia
de comprobar que la vida no es un sueño, sino un hecho en el tiempo y
el espacio. En otras palabras: pienso que cuando leés, sos el náufrago
que se creía solo en la isla y de pronto se topa con un río de huellas
en la arena”. De adanes y animales divierte, intenta dejar
enseñanzas y mostrar realidades; mi padre ha soltado alguna lágrima al
leer “La casa de los 250 vidrios”, mis amigos se han reído con “El mal
momento de Don Jorge”, mi madre se ha asustado con “El abismo”, mi
entorno específicamente literario encontró una hermosa y triste metáfora
al leer “A la ciudad, ida”. Si comprás De adanes y animales, si
te lo prestan, si te lo regalan, vas a encontrar un pequeño mundo. Vas a
encontrar un sendero de huellas más. Vas a pensar “no estoy solo”, y
probablemente vengas de otro pequeño mundo, y gracias al Cielo,
continuarás con el turismo literario interplanetario, continuarás
enriqueciéndote, continuarás creciendo.
Lic. Adriana Santa Cruz
Profesora
y licenciada en Letras (UBA). Actualmente, es docente secundaria y
terciaria (Instituto Mallea). Corrige y redacta textos de diferentes
géneros, y da cursos de redacción. Escribe reseñas literarias para el
portal Leedor.com y para la Revista Lecturas, de Chile. Dirige la revista cultural Dosier. Asimismo, escribe para #AsíSeEscribe (http://blogs.infobae.com/asi-se-escribe/), además de participar en diversas actividades vinculadas al mundo literario y académico.
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