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miércoles, 29 de febrero de 2012

Narrativa: dar el control remoto al lector/editor

"Click aquí, click allá... click acullá"

¿Quién podría imaginar gente fumando pipa en bares, en discos, en reuniones de amigos o en espacios públicos cuales fuera? Resulta tan impensado como risible. Vamos, hagan el intento de imaginar, de visualizar. ¿Limpiar la cánula en medio de una conversación? ¿Sacar del bolsillo o de la cartera el paquete de tabaco mientras suena la música a todo volumen? ¿Perder de dos a tres minutos, que es lo que demanda verter y acondicionar el tabaco en el hornillo, para después encenderlo, a la vez que se ojea el menú?

Fumar pipa es un "arte" exquisito. Fumar cigarrillo es un hábito. Hoy día la sociedad tiene un único soberano: el hábito. Poco interesa la degustación, el disfrute, el momento, el placer del "trabajo". Interesa satisfascer, a la mayor velocidad posible, la necesidad.

Aparece entonces el cigarrillo; aparecen, pues, los clicks. Y los más famosos son: click al control remoto, click al mouse. Es una tendencia inherente al consumismo. Pocos saben que, en narrativa, también existen clicks, y pueden ser utilizados para dar al lector/editor aquello que, seguramente, el lector/editor estará buscando: más de lo mismo.

¿Bogo por ello? En absoluto. Todavía (y no creo que vaya a dejarme vencer) prefiero la pipa. Siempre que alguien intente derrocar la tendencia, como casi todos los grandes lo han hecho, obtendrá la admiración de un servidor, lo acompañe o no el éxito. Pocos han leído a Tolkien, porque Tolkien es una pipa exquisita, aunque difícil de aprontar. Por el contrario, Rowling es un Malboro común y corriente, pero un Malboro, y está en boca de todo el mundo. Así pues, en mi humilde aporte a los escritores que visitan este blog, debo tener en cuenta todas las posibilidades. Hay quienes querrán morir intentando vencer la tendencia, y ante ellos me saco el sombrero. Hay quienes optarían por sumarse a la tendencia, y no es cuestionable; al menos, no por mí. Y hay quienes desean vencer la tendencia, aunque antes de hacerlo, y justamente para ello, desean forjarse un nombre en el mundo editorial, sí, con el cincel de la tendencia. Creo que dirijo esta nota, sobre todo, a este último grupo.

¿Qué son los clicks en narrativa, según mi concepción?

Son aquellos recursos que permiten al lector/editor ir de una oración a otra, o de un párrafo a otro, o incluso ir de un capítulo al otro, sin perder demasiado hilo de trama, lo que beneficiará las posibilidades de que el libro sea leído hasta el final con agilidad y sin demasiados peligros de "cerrazón prematura" (tal denomino el momento en que cierro un libro, debido a que me resulta imposible emocional o intelectualmente continuarlo).

  • "Click" oraciones más bien cortas: evitar las oraciones subordinadasª; es preferible el punto y seguido. Hoy día importa más qué se quiere decir, que cómo se lo quiera decir.  
  • "Click punto y aparte: estamos en el "canal" de un párrafo que lleva cinco o seis oraciones; antes de que el "canal" se torne aburrido o el programa, demasiado largo, cambiemos: punto y aparte. El lector/editor tendrá un respiro y eso retroalimentará sus deseos de lectura.  
  • "Click" capítulo: hace tiempo que es más fácil encontrar un conejo montando a caballo que a un televidente soportar una escena larga de una película lenta. No queremos ser una película lenta; no hagamos la escena larga. Capítulos de 8 a 12 páginas deberían funcionar bastante bien. Además, será casi imprescindible, cerrar cada capítulo como si diéramos un portazo: o la puerta volverá a abrirse, o romperemos la cerradura. En cualquier caso, el lector/editor bien querrá ver lo que se adivina más allá de la puerta entornada, bien querrá reconstruir lo que se ha roto. Sea el primero o el segundo, podremos estar contentos.
  • "Click" no Abusar de los Adjetivos ni de las Descripciones: porque sería como abusar de efectos especiales en una película; el mayor problema, en el que a nosotros concierne, es que estamos hablando de libros, no de cine. Es bonito crear imágenes y tratar de sumergir allí al lector/editor. Pero es más bonito para nosotros que para el lector, puedo asegurarlo. Al menos, generalmente. El lector/editor, dicho está, es un consumista como cualquier otro, y no querrá detenerse a disfrutar de una buena pipa. ¡Vamos, vamos, quiero un cigarrillo! Deseará un inicio ágil, un desarrollo emocionante y sin demasiados adornos, y un final asimismo intenso y en el cual encastren todas las fichas. Si nos perdemos en descripciones (conste que amo las descripciones), si nos obstinamos en querer hacer una película de un libro, tendremos las de perder.
  • "Click" Evitar Historias Paralelas y Cambios de Protagonismo: el recurso de tramas paralelas quizá sea el más difícil de lograr exitosamente, a excepción de aquellos libros que, de otra forma, ni siquiera podrían escribirse. Ahora bien, me pongo en la almohada del lector (por no decir, en sus zapatos), comienzo un libro y me entusiasmo con la historia, pasan cuatro o cinco capítulos y... ¿Dónde ha quedado mi héroe o heroína? ¿Dónde quedó aquella trama que me quitaba el sueño? La historia acaba de tomar otro rumbo, los personajes son otros, la trama está a miles de kilómetros de donde sucedía la original, no encuentro puntos de conexión, sé que los habrá, pero por ahora no los encuentro, y yo, yo solamente quería un cigarrillo. ¿Se entiende? Cerrazón prematura. En síntesis: no aconsejaría una estructura de tramas paralelas a un autor novel.
Y bien, estos son algunos consejos que puedo dar desde la experiencia adquirida; a veces la experiencia es el mejor tutor, pero a veces hay gente que prefiere saltearse algunos peldaños no obligatorios, y no está para nada mal.

Lo que puedo asegurar, es que deseo el quiebre de la actual tendencia. Ojalá todo el mundo volviera a fumar pipa, a degustar cada página, a saber que el tiempo de lectura es tiempo de enriquecimiento, tiempo de vida, y que no debe vivirse ese tiempo a la ligera, como un cigarillo.

S.R.B.C.


(a) Una oración subordinada (o secundaria) es una oración que depende estructuralmente del núcleo de otra oración, llamada oración principal. Es decir, la oración subordinada es una oración que es a su vez un constituyente sintáctico de otro sintagma que no es oración.

2 comentarios:

  1. Qué buena observación, qué increible analogía.

    Muy bueno Santiago, lo comparto totalmente.

    El tiempo vuela y nosotros, tomados de su estela, no podemos, o no queremos, parar.

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  2. Muchas gracias por el comentario y por seguir el blog, Laura.

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